martes, febrero 23, 2010

Desamor - [Parte I]

PRIMERO


CAPÍTULO I


- Vamos, quítate la ropa - dijo

- ¡¿Qué?! Oye hueón, vine a acordar la pensión alimeticia para nuestro hijo, no vine a huevear contigo, eso se acabó hace rato - respondió

- Mira, deja de hacerte la indignada y venir con esas estupideces de mojigata dominguera. El asunto es bien simple... aquí tengo una transacción de alimentos por dos palitos y medio, reajustables, pero ni cagando la llevo al tribunal a menos que hagas lo que te pido, partiendo porque se saques la ropa.

Diana lo miró con odio, pensando qué mierda tenía en la cabeza para haberse metido con un conchesumadre como ese, pero recordó lo que le habían dicho, cuando lo conoció era un tipo completamente distinto. Respiró profundo, esperando que se le pasara el enojo y respondió

- No voy a hacer ninguna cosa Enrique. Vine aquí porque me dijiste que podíamos arreglar este problema sin meter a los abogados, pero no era esto lo que tenía en mente. Me dijeron que podía obtener una pensión buena para mi hijo, así que creo que vamos a dejarlo hasta aquí nomás...

- ¡¡5 millones!! Cinco millones si te sacas la ropa ahora mismo... es super fácil, lo has hecho varias veces y te aseguro que si no lo haces como te digo, este tema se va a poner difícil para ti. - Le respondió

- ¿Me estás amenazando? Y además quién te dijo que quería cinco millones de pensión, no quiero tu plata, sólo quiero que mi hijo esté bien, me estás ofreciendo varias veces lo que te pedí en la demanda y sin embargo en el tribunal dijiste que no tenías plata.

- Si quiero puedo ganar el mínimo mañana mismo... o puedes hacer lo que te digo y asegurarte más plata que la que ganarás nunca en esa porquería de trabajo que tienes. de hecho, si quiero puedo desaparecer mañana mismo y no recibirás nada. - señaló.

Diana pensó en las cuentas sin pagar, la comida que tenía que guardar con su vecina, el agua que conseguía robándola del grifo, la micro que tomaba subiéndose por la puerta trasera, pensó en todo eso y en el abogado que tenía que no podía ser mayor que su hermana chica. Pensó un momento más y dijo:

- Mira... estaré sin plata, viviendo de allegada y lo que quieras, pero no soy una puta. La Audiencia es en dos semanas, espero que vayas.

Tomó su bolso y salió de la oficina, preguntándose que le pasaba a ese hueón y de dónde había sacado tana plata para andarle ofreciendo 5 millones al mes. Claramente no era el tipo común y corriente que conoció, pero de ahí a poder andar botando plata era oro cuento... y si tenía tanto qué le costaba pagarle los 200 mil pesos que pedía.

Siguió caminando un poco más y se enjugó las lágrimas, no era ninguna mojigata dominguera, pero tampoco había caído tan bajo como para que le dijeran puta y pensaba morirse con esa dignidad intacta


Capítulo II


- Oye tenías razón... me dijo que no.


- ...


- Me preguno si me habré equivocado con ella.


- Tal vez pensó que la estabas hueveando, después de todo no tiene por qué creer que tienes tanto dinero para darle.


- Pero lo tengo.


- Lo sé

- Averigua dónde está trabajando, quiero ir a verla

- Ok... ¿algo más?


- ... dile a la Laurita que pase, quedé con la bala pasá.

lunes, febrero 22, 2010

El aburrimiento

Han pasado años desde la última vez que publiqué algo en este Blog y más que preguntarse por qué pasó tanto tiempo, debieran hacer el ejercicio contrario y preguntar "¿por qué vuelve a escribir?"

Respuesta: No tengo idea.

Esto es más una cuestión de impulsos del momento y épocas en que siento deseos de hacer ciertas cosas, y otras en que la sóla idea me deprime, en fin. Espero moderar mi frecuencia de trabajo en los Blogs para no fundirme nuevamente, como ocurrió entre Agosto y Octubre del año pasado.

A continuación pueden leer el segundo capítulo de la historia que comenzó en el mensaje anterior.
Espero sus comentarios...


Capítulo II

"Los Dioses aburridos


Recuerdo cuando fabriqué mi primer auto. Antes del SBC siempre quise tener un auto, pero pensaba mil cosas, que el diseño representara mi personalidad, que el auto no gastara más de lo que podía gastar al mes en él, que me gustara, pero a la vez pudiera llevarlo al trabajo, en fin. No quería ser de aquellos tipos que ganaban algo de dinero y se compraban el auto más caro que podían, ni quería el auto que me habría comprado a los 18 cuando ya tenía más de 30 años.

Cuando finalmente pude tener mi auto terminó siendo simplemente uno de aquellos compactos de celdas de combustible que se hicieron tan populares mientras intentabamos salvar el Planeta 50 años tarde. Pero ese era un problema antiguo y si hubiese querido podría haberme fabricado uno de aquellos odiosos vehículos de quema de combustibles fósiles, pero tampoco era la idea, no por la ecología... el problema ahora era encontrar carreteras donde transitar con uno de esos dinosaurios. Para mi propia vergüenza me incliné por un viejo cliché, un Mustang GT390 Fastback... recordaba el auto perfectamente de los ciclos de cine a los que solía asistir y aún 20 años despues tenía la idea algo romántica de parecerme a Steve McQueen en "Bullit". Más allá de la apariencia. poco tenía que ver mi auto con el que manejara McQueen por las calles de San Francisco... girabas la llave de encendido y no te dabas cuenta si había funcionado a menos que la radio empezara a sonar. Se trataba de una extraña mezcla de tecnología y nostalgia, apariencia antigua y funcionamiento moderno... jajaja... hasta ponía el simulador de motor V8 para imaginarme que quemaba un poco de gasolina sobre la carretera.

El problema es que estaba aburrido, imposiblemente aburrido... no había nada que hacer. No necesitaba trabajar para obtener cosas y no quedaban demasiados misterios que resolver. Los exploradores eran los únicos tipos felices que veías por ahí, pero un día dejaron de volver apublicar lo que habían comentado, inventaron una señal distante y se ahorraron la molestia. Se ahorraron la molestia de volver y un día cortaron el feed, mandaron un último mensaje: "Hagan algo" y nunca más supimos de ellos.

La verdad es que no a muchos les importó, es decir, si querían encontrarlos, bastaba con intentarlo, pero no había ningún interesado.